Salvemos juntos el Ayuí

Aprende más acerca del proyecto que pretende inundar 8.000 hectáreas para plantar arroz y soja en Corrientes. Los ríos en Argentina son un bien público, sería la primera vez que una empresa se adueña de un río, en beneficio propio ¿podrían entonces otras empresas hacer lo mismo y adueñarse de cualquier río en nuestro país? Texto completo

1/7/08

Posición Fundación Felix de Azara

Ha llegado a nuestro conocimiento que en la provincia de Corrientes, se ha reactivado un antiguo y polémico proyecto consistente en interrumpir el flujo del arroyo Ayuí con unparedón a cota 60, sepultando bajo las aguas al cauce del arroyo, sus costas, las delYuquerí y el Curupica-í.
En suma, unas 8.000 hectáreas de ambientes naturales que incluyen pastizales y bosques nativos- con vocación ganadera y conservación de la biodiversidad- serán transformadas drásticamente para el cultivo del arroz. Esta parece ser la política imperante en Corrientes: números, cifras, toneladas para hoy, y que del mañana se ocupe... no sabemos quién.

La agricultura industrial desarrollada a partir de la tecnificación del trabajo y la siembra continua de grandes superficies, es la principal causa de desaparición de los ambientes naturales y su diversidad de especies. Si además la agricultura se hace en áreas marginales,donde las condiciones ambientales no son las adecuadas para el cultivo, recurriendo a megaobras para subsidiar la producción, este impacto suele estar acompañado por procesos de desertificación o degradación irreversible de los suelos.

Este parece ser el caso del proyecto arrocero sobre la cuenca del arroyo Ayuí, dado que para concretarse necesita de la construcción de una represa de enormes dimensiones. De esta forma, miles de hectáreas naturalmente inadecuadas para el cultivo de arroz, serán subsidiadas con riego. El subsidio, esa obra que nos quedara a todos como deuda futura al convertirse en tierra muerta, no esta contemplado en la inversión. Nadie sabe quién se hará cargo de la restauración, una vez acabada la fertilidad del suelo.

Toda política productiva de gobierno, debe compatibilizar las urgencias del hoy con las necesidades del mañana. Un negocio rápido, con alto margen de ganancias a costa de una deuda, no debería ser impulsado por nuestros representantes. Es por ello que existen mecanismos como la Evaluación de Impacto Ambiental, la planificación territorial, las audiencias públicas, etc. No como meros trámites a cumplir, sino como procesos de análisis de alternativas y de costo-beneficio de todos los correntinos, de hoy y de mañana.

Hay una serie de preguntas que deberían estar bien respondidas antes de lanzarnos a
promover el proyecto arrocero del Ayuí:

¿Es una política inteligente inundar miles de hectáreas de bosque nativo en perfecto
estado de conservación para que unos pocos propietarios produzcan arroz
intensivamente por unos pocos años?

¿Está previsto entre los costos de la obra, la restauración del suelo y las vías de
escurrimientos originales?

¿Existen mecanismos legales idóneos y efectivos para comprometer a los propietarios a
una restauración del impacto, evitando la venta futura de una propiedad degradada que se sume a las miles de hectáreas con procesos de desertificación?

¿Vale la pena entregar a unos pocos privados (con claros fines de lucro) miles de
hectáreas de bosque nativo, patrimonio de todos los correntinos, para la destrucción del hábitat de decenas de especies animales, algunas de ellas monumentos naturales
provinciales?

¿Qué sucede con los efluentes contaminados que irían a parar al Río Miriñay?

Actualmente existen arroceras que liberan sus aguas al Miriñay, sin que las autoridades investiguen a qué se debe la mortandad de peces que habitualmente se observa en esas aguas. ¿Están entonces las autoridades preparadas para afrontar el costo de un aumento de actividades de control y fiscalización?

¿Están los correntinos dispuestos a sacrificar el arroyo Ayuí y parte del Río Miriñay, para que un ínfimo número de arroceros aumenten su producción?

¿Corremos peligro de no tener para comer si este proyecto arrocero no se llevara
adelante, en un área donde nunca antes hubo arroz, pero sí muchas vacas y gente de
campo trabajando?

¿Es necesaria una siembra a gran escala, incrementando exponencialmente los impactos,
cuando existen sobrados ejemplos de cultivos de arroz de menor escala igualmente
productivos?

¿Será éste el primer caso en la historia de agricultura industrial en emplear mucha mano de obra y beneficiar a las comunidades locales en el largo plazo?

La superficie a inundar es alarmantemente grande. Corrientes ya conoce las desgraciadas consecuencias del proyecto Yacyretá. Los beneficios para todos y la sustentabilidad a largo plazo de la propuesta deben ser evidentes, caso contrario, estaríamos ante un claro ejemplo de rápido enriquecimiento de unos pocos, a costa del país.

Buenos Aires, 18 de junio de 2008

Cyberacción. Salvemos juntos el Ayuí