Salvemos juntos el Ayuí

Aprende más acerca del proyecto que pretende inundar 8.000 hectáreas para plantar arroz y soja en Corrientes. Los ríos en Argentina son un bien público, sería la primera vez que una empresa se adueña de un río, en beneficio propio ¿podrían entonces otras empresas hacer lo mismo y adueñarse de cualquier río en nuestro país? Texto completo

30/7/08

El lado oscuro de la conservación

Breve historia acerca del disfraz del ingeniero Adámoli

Por Amanda Alchourón Cassieto

¿En el Ayuí también? ¿Nuevamente es “el Ingeniero” quién respalda un atropello a la naturaleza, enarbolando la bandera del “desarrollo sustentable”? Vengo siguiendo algunos sucesos de la Argentina ambiental, como cualquier ciudadana puede hacerlo. Mirando lo que hacen y lo que escriben varias de las organizaciones del sector civil. Permítanme “atar algunos cabos”, para que todos veamos quién es quién en este pastel.
Hay un común denominador en propuestas de desmonte en Formosa, en la desfiguración de pastizales de San Luis, en desbosques chaqueños, el lavado de cara de la hidrovía del Paraná y otros escenarios que imagino saldrán a la superficie luego de que el caso “Ayuí” contribuya a cerrar este círculo. A esta altura, ese común denominador, se parece a “un método”.

Es el método de llegarse con propuestas de “solución” allí donde las empresas y los gobiernos enfrentan un problema ambiental, normalmente presentado por las ONGs ambientalistas. Una propuesta de solución completamente seductora para las empresas y los gobiernos comprometidos en el caso. Porque viene envuelta en el paquete “académico”, conferido con la firma de un Profesor universitario, incluso, un “formador” de los mismos que presentan el conflicto de turno…! Alguien decididamente influyente.

Es más, una vez logrado el contrato –normalmente colocado bajo el ala de la Universidad, pero ¡atentos!, sólo “bajo el ala”, porque el caso Ayuí también contribuyó a desnudar que, por más que la tapa de una Evaluación de Impacto Ambiental diga “UBA” en algún rincón, la universidad se saca el lazo rápidamente aclarando que “No se hace cargo, y sólo le confirió al Docente la facultad de dedicar una determinada cantidad de horas al desarrollo de la consultoría externa”)­­–, aparece la parte más sustantiva de la esta “solución”: los nombres de los integrantes del “equipo de tareas” que se encargará de hacer la EIA. ¡El ingeniero se convirtió en un especialista en contratar a muchos de los mismísimos integrantes de las organizaciones ambientalistas! (el café previo incluirá comentarios como “…es un trabajo fuera de horario”; “…una mirada no vinculante”; “…la posibilidad de ayudar desde otro lugar a que esto llegue a buen puerto”). Es claro que todo eso, a las empresas y gobiernos les resulta más que conveniente.

Pero al momento en que la “solución” se transforma en una EIA (Evaluación de Impacto Ambiental) formal, con tapa, gráficos y listas bibliográficas profusas, los “integrantes” están todos adentro, figuran en la segunda o tercera página, sin nada que aclare, que “este de acá disintió…”, o que el otro “ni se enteró…”, o que “el otro había pedido que no lo nombren, o al menos, que no nombren a su institución”.

Pero Ayuí (caso que vengo siguiendo con atención), terminó también por develar esto. Porque cuando la Fundación Iberá empezó a preguntarles, por nota, a varios de los descuidados técnicos involucrados en este caso particular, encontró que ninguno de los consultados conocía la EIA, ni siquiera se las habían enviado. Pero eran “el equipo técnico”… Más aun, los consultados escribieron cosas como. “Moralmente no puedo aprobar esa represa”, “Me parece una barbaridad”, “Veo que no hicieron los estudios que sugerí que debían hacer”, “Nunca me enteré de una represa”… Basta comparar la lista de los integrantes del equipo técnico de la EIA, y las firmas de la Solicitada en Defensa del Ayuí, para comprobar alguna coincidencia, que termina por validar todo esto.

Pero ya todos se dieron cuenta de las picardías del ingeniero. ¡Hasta su maestro!, el que contribuyó a colocarlo en el sector de los prestigiosos pensadores de la conservación y el desarrollo sustentable. Los días del ingeniero, según dicen los que pasaron por sus aulas, un didáctico, estimulante y provocador de ideas, docente universitario, ya “fueron”…

Su prestigio y su talento. Sus abultados antecedentes, hoy sólo le permiten contribuir a develar que, también en la “conservación”, existe –como en la luna– un “lado oscuro”.

Nota final: En el Blog que los amigos correntinos han habilitado para la defensa del Ayuí, se encuentran muchos de los elementos señalados. Espero esta nota pueda ser incluida en el mismo.

Lic. Amanda Alchourón Cassieto
Investigadora adjunta
UGEAD

Leer nota completa

28/7/08

DE LOS DISTRITOS DE RIEGO Y EL REPRESAMIENTO DEL AYUI…

Por Jorge Andres Charry

El mega proyecto de la construcción de un embalse sobre el cauce del rio AYUI en la provincia de Corrientes en Argentina, debe ser objeto de análisis profundo a la mirada de la economía ecológica, la pertenencia y uso del recurso y el derecho intrínseco que tiene la naturaleza por existir.
Es bien sabido que las políticas de expansión de la frontera agrícola que han venido desarrollándose en la Argentina han afectado directamente la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental del País, primero son los mega proyectos de siembra directa de soja que arrojan cifras millonarias que se quedan embolsilladas en las arcas de unos pocos, que no es el campo que todos conocemos, si no de las transnacionales que desplazan y arrojan a la calle a miles de argentinos y los depositan en las grandes ciudades con total desprotección estatal y una cosmogonía en choque cultural.

El proyecto de represamiento del AYUI tiene como sentido principal proporcionar aguas de riego para incorporar tierras al cultivo del arroz, el embalse cubriría un área de 8.000 hectáreas y tan solo el área que se incorporaría al cultivo del cereal serian de unas 20.000 hectáreas, cosa que a la vista de cualquier persona suena ilógico y exagerado, es cierto que el cultivo del cereal se puede hacer por inundación pero las cantidades de agua necesarias por hectárea no son ni siquiera cercanas a las cifras en metros cúbicos que generaría el represamiento, lo que nos hace pensar que el represamiento del cauce también lleva escondido algún otro fin que no conocemos hasta hoy.

La idea hoy se vende con la etiqueta de crecimiento económico y desarrollo para la zona, generación de empleo y otro sin fin de beneficios que a la luz de un país como la Argentina que ha venido sufriendo una cadena de hechos lamentables en su economía podría ser una tabla de salvación para alguna de las zonas de concentración de pobreza más alta en el país según la encuesta nacional de hogares.

Pero el cuestionamiento principal que genera la propuesta de este proyecto es la importancia y la valoración ambiental del bien, A quien pertenece? Como se debe usar?, en ese sentido se deben tomar acciones directas para la elaboración de investigaciones que muestren la verdadera cara de este tipo de proyectos, evaluaciones ambientales conscientes construidas desde la academia y no por el mismo estado o por los proponentes del proyecto ya que se harían consideraciones viciadas y sin ningún tipo de control.

También averiguar el costo ambiental y ecológico y la proyección del costo beneficio del proyecto, como también incluir en la valoración por métodos no económicos si no los propuestos por la Economía Ecológica el valor de la biodiversidad no con mercados de intercambio si no con el valor de existencia, el derecho a ser y existir.

Permitiendo la defensa natural del recurso y la proyección de este en el futuro para el goce y el uso nuestro y de las generaciones venideras, permitiendo el acceso a tecnologías más limpias y sensatas de agricultura que no incluyan técnicas extractivas y que eviten la perdida y deterioro del recurso y minimicen la extracción del poder nutritivo del suelo y que apliquen el principio de precaución en la elaboración de proyectos de este tipo así como también metodologías de encadenamientos y los principios filosóficos de la construcción ambiental.

Jorge Andres Charry
Msc Economía Ecológica Universidad Nacional de Colombia
Posgrado Economía Ecología Universidad de Buenos Aires
e-mail jorgeandrescharry@hotmail.com

Leer nota completa

26/7/08

Los fraudes matemáticos de las evaluaciones de impacto ambiental y otras picardías de la ciencia y la técnica

Por Adrián Monjeau / Director Parkswatch Cono Sur

En referencia a la aseveración de que en el estudio de impacto ambiental del AYUI los impactos ambientales negativos y positivos están “debidamente balanceados”.
Las evaluaciones de impacto ambiental suelen combinar en una matriz los impactos positivos y los impactos negativos. La pretendida racionalidad de este procedimiento se basa en el concepto de compensación. Un impacto negativo es compensado por uno positivo.

Por ejemplo, la inundación de tierras vírgenes es compensada con la oferta laboral de un emprendimiento. La contaminación en un lado es compensada con un negocio forestal en otro lado. La extinción es compensada por ¿el bienestar?

Estas argumentaciones suelen acompañarse -en los casos más serios- con la bendición apostólica de las matemáticas. Se computan en las matrices los impactos negativos con valores crecientes de acuerdo a su intensidad (-1, -2, -3) así como los positivos (1, 2, 3).

Entonces, si yo tengo una lista de impactos negativos muy fuertes (-3) como cráteres de explosivos o espacios inundados, en algún pase mágico del procedimiento evaluatorio se produce la anulación de los efectos al encontrarse el -3 con el 3, dado que 3-3 es 0 (cero). Los impactos positivos y negativos quedan “debidamente balanceados”. En el caso de que los impactos negativos sean muchos, hay una picardía posible de ser utilizada: subdividir los impactos positivos en varias subcategorías, aumentando la cantidad de números positivos hasta que las cuentas den lo que tienen que dar. Perfecta claridad matemática.

Organismos oficiales como el CEAMSE utilizan este procedimiento. Varias leyes provinciales de evaluación de impacto ambiental lo avalan. Sin embargo, es un fraude matemático que oculta los verdaderos problemas, por más que aparezcan las famosas, inservibles y caradurísimas “medidas de mitigación y compensación”.

Esta falacia matemática puede entenderse mejor si comparamos un problema ambiental con un problema de salud. Uso este ejemplo porque son dos sistemas que tienen que estar completos e integrados para funcionar bien. Imaginemos que vamos al médico para una evaluación general y el resultado es: tumor del tamaño de un pomelo en el cerebro (-3), riñones muy buenos (3), hagamos la cuenta: 3-3: 0 (cero), estamos matemáticamente sanos, podemos irnos tranquilos.

Es evidente que la conclusión anterior es un disparate. ¿porqué nos cuesta tanto entender este disparate en un estudio de impacto ambiental?. Tal vez porque es un informe muy gordo y tiene un “misteriómetro” que hace parecer las cosas simples y obvias como muy complicadas e inabordables para el vulgo. Pero sólo se trata de triquiñuelas muy bien pagadas por los responsables de los impactos. Se trata, una vez más, de una exquisita y sofisticada justificación de la rapiña sobre los recursos naturales.

Son estos sabandijas, apóstatas de la militancia natural, cipayos de los pícaros y poderosos, ratas exitosas en los naufragios globales, parásitos del bien común, nativos convertidos en malezas, los que se valen de sus altos conocimientos, disfrazados de escrúpulos y palabras ampulosas, para deshilachar al planeta. Eran amigos de la causa; los perdimos por unos pesos. Escupo, llorando y furioso, sobre las peladas de nuestros enemigos.

Leer nota completa

24/7/08

Hoy Viernes 25 de Julio - Le ganamos a la censura

Mensaje de Favio Landriscina (hijo de Don Luis) a propósito de la censura al programa "Mano a Mano con el Campo" que difundiría la cuestión del Ayuí, y en agradecimiento por el apoyo de todos quienes defendemos la naturaleza y la libertad de expresión...
Entre Todos...

Estimados Amigos:

Cuando mis hijas eran chiquitas les mostré, en San Martín de los Andes, como la nieve se derretía y gotita a gotita formaba un chorillo. Más tarde en la ruta, le mostré el Limay y le conté que millones de aquellas gotitas formaban ese gran río.
A cada una de esas gotitas, Luis Landriscina y toda la producción les agradecemos, de todo corazón, el enorme apoyo que recibimos.
Este viernes 25 de julio a las 22:00 por Canal Rural vamos a emitir el programa que no salió en su momento.
Saludos cordiales,

FAVIO LANDRISCINA

Leer nota completa

23/7/08

Que el árbol no nos tape el bosque

Por Sebastián Oscar Barbará

En el año 1818, la escritora inglesa Mary Shelley dio a luz una obra literaria que había sido engendrada un par de años antes en el marco de un pasatiempo burgués. Era una novela gótica basada -cuando no- en un antiguo mito de la tradición clásica, que con el tiempo cobró gran popularidad, llegando incluso a convertirse en un clásico del género de terror en la pantalla grande, a la que arribó en numerosas versiones y adaptaciones. El título de la obra comprendía una palabra que devino en indiscutible elemento semiológico de la cultura occidental, me refiero al apellido del personaje principal de la novela: Víctor Frankenstein.
Ya en el siglo XX, los numerosos embates de la industria de Hollywood y su voracidad comercial llevaron a que, entre otras cosas, se trasladara erróneamente el nombre del doctor Frankenstein a su macabra creación, que en la obra original carece de nombre propio; y a que el monstruo fuese cobrando esa fisonomía que se convirtió en un ícono inconfundible. Pero más allá de estas curiosidades, la fuerza y el valor de la obra radican en la temática que subyace al relato ficcional, el cual indirectamente incursiona en el campo de la ética científica y de la responsabilidad sobre el proceder de cada individuo, valiéndose de una fábula cuya fórmula se ha visto repetida hasta el absurdo en la historia de la humanidad: la del creador que, arrobado por la ambición y sin medir las consecuencias de su imprudente accionar, termina siendo víctima de su propia creación.

El dato viene a cuento porque, por estos días, la sociedad correntina -y más precisamente, la del Departamento de Mercedes- corre el serio riesgo de repetir, de manera inaudita, la historia del renombrado personaje de Mary Shelley; esta vez bajo la forma de un colosal emprendimiento productivo del sector privado, que amenaza con borrar del mapa un importante tramo del arroyo Ayuí Grande sepultando, bajo un lago artificial destinado a riego, alrededor de ocho mil hectáreas de un riquísimo ecosistema que incluye tierras productivas, bosques nativos y especies autóctonas protegidas.

El lanzamiento del proyecto de marras, que tuvo lugar hace algunos días en la ciudad de Mercedes, tuvo todos los condimentos de una portentosa dramatización cuyos ribetes bien le valdrían ser enmarcada dentro de la sátira o el grotesco criollo; todo ello si no aconteciera que existen realidades ineludibles, las cuales hacen que el asunto en cuestión apunte, más bien, a resultar en una verdadera tragedia. En la ocasión fue posible apreciar falseamiento de la verdad en datos objetivos, ninguneo de cuestiones ambientales, precariedad científico técnica y menosprecio de la legalidad a cargo del personal técnico de copioso curriculum a cargo del proyecto. Pero, aunque a la sazón resultaran actores de menor porte, sería injusto omitir una especial mención al aporte que realizaron dos empleados de una de las empresas inversoras, quienes con su participación lograron un singular tinte melodramático -con cierto regusto jocoso para un buen entendedor-, apelando, el uno, a una retórica de mercachifle más digna de un puntero político que de alguien con formación técnica, y el otro, sumando a lo anterior la torpeza histriónica de la que ya hiciera gala en similar ocasión y en el mismo escenario.

Así, los concurrentes terminamos asistiendo a una puesta en escena cuyas ínfulas fueron disipadas gracias a la participación de cierto sector del público, que atinó a hacer sonar las campanas maliciosamente acalladas por los organizadores. Las ya nombradas falencias, entre las que se cuentan datos erróneos, estudios ambientales inconclusos y soluciones a todas luces insuficientes para el daño ecológico, fueron desplazadas por el constante enaltecimiento de las virtudes socioeconómicas del emprendimiento. No obstante, en el tiempo destinado a las preguntas del público, hubo planteos y cuestionamientos de tipo legal y técnico que resultaron más que suficientes para evidenciar que ciertos argumentos tenían la solidez de un castillo de naipes.

Fue entonces cuando la “obra” entró en el plano tragicómico, porque cuando la ciencia y la ley no dan respaldo, es necesario buscarlo en otros ámbitos, y eso fue lo que pretendieron lograr dos gerifaltes de una de las empresas involucradas. El método empleado, hoy muy en boga, consiste en crear dicotomías a partir de planteos espurios, con una postura que representa el bien frente a otra que encarna el mal en todas sus vertientes; dicho de otro modo, lo que se hace es dividir arteramente a la sociedad en dos grupos antagónicos, esencialmente irreconciliables, y a partir de allí, instigar a la gente a alinearse en uno u otro bando, de los cuales el “bueno” siempre es el del instigador. Este esquema, en boca de los inversores, suena más o menos así: “nosotros somos los benefactores de la sociedad; haremos el sacrificio de arriesgar nuestros ahorros en este proyecto productivo, el cual desarrollamos merced a nuestro amplio conocimiento técnico, teniendo como principal interés el contribuir al desarrollo socioeconómico de la región, y la producción en gran escala de alimentos que ayude a mitigar el hambre del país y del mundo.”; y, a la vez, hacen que la postura antagónica diga: “ellos, los ecologistas radicalizados y otros personajes sin conocimientos técnicos, pretenden impedirnos llevar a cabo esta obra de bien con el pretexto de salvar unos cuantos árboles y otros tantos animalitos, y dejar que el agua corra inútilmente por ese arroyo; cosas que no aprovechan a nadie y que, en realidad, podrían esconder la intención de sumirnos a todos en la pobreza, la desnutrición y el atraso”. Es una metodología que no nos resulta extraña, dado que ya ha sido puesta en práctica por los militantes de “Iberá: patrimonio de los (productores) correntinos”; quienes en esta ocasión cedieron el protagonismo para conformarse con un modesto papel de “idiotas útiles”, que nunca faltan en ocasiones como esta.

Ante ello, es necesario que, como sociedad, abramos los ojos y no nos dejemos llevar por cantos de sirenas: el verdadero planteo no es dicotómico, nadie pretende discutir “producción: sí o no”; lo que es necesario debatir civilizadamente es el “cómo”, es decir, de qué manera vamos a producir, qué estamos dispuestos a sacrificar, qué alteraciones al medio ambiente son tolerables y qué prácticas se inscriben dentro del concepto de desarrollo sustentable, eso que las naciones más avanzadas del planeta, al cabo, han empezado a tomar en serio y ya están poniendo en práctica.

Por otra parte, a la cuestión ecológica, muchas veces menospreciada, se suma la cuestión legal, ya que el proyecto presupone groseras contravenciones que van desde la Constitución Nacional hasta el Código de Aguas de la Provincia de Corrientes. Es una obviedad decir que el cumplimiento de las leyes está en la base del normal funcionamiento de toda sociedad; y la no observación de las mismas -por desgracia, tan común en la Argentina- corrompe la civilidad y las relaciones sociales, lo cual a la larga resulta, ni más ni menos, que en el principio de todos los males. Y en lo que atañe a este emprendimiento productivo, es este un punto en el que es menester poner especial énfasis; sobre todo después de haber oído que, para los técnicos que lo desarrollaron, el tema legal es “una cuestión de interpretación” que, desde ya, ellos interpretaron en su favor. Por eso el proyecto es presentado ante las autoridades provinciales, trasladándoles la presión de una responsabilidad que no deberían asumir, y en vastos sectores de la sociedad, automáticamente se despiertan suspicacias; principalmente porque la población en general percibe un alto grado de volubilidad moral en sus gobernantes cuando se trata de cuestiones que suponen grandes intereses económicos.

Es por todo ello que, si bien debemos evitar las posturas cerriles y, al contrario de quienes sólo pretenden imponer sus razones, permanecer abiertos a un debate civilizado, constructivo y superador, como pocas veces, es fundamental estar atentos al devenir de los hechos y conservar un espíritu crítico, atento a cada contingencia y a cada discurso; porque así será posible descifrar los solapados intentos de manipulación a que nos someten quienes sólo defienden sus propios intereses. Es necesario tomar consciencia de que, tras los espejitos de colores del beneficio económico, se podría estar engendrando una catástrofe ambiental y sanitaria que, además, conllevaría el daño sociopolítico de la violación de las leyes. Dicho de otro modo, debemos evitar que el árbol nos tape el bosque; y así, al mismo tiempo, también evitaremos que lo tape el agua.

Sebastián Oscar Barbará

Mercedes - Corrientes



Leer nota completa

20/7/08

Otto Solbrig y la falacia de la escala

Por Adrián Monjeau / Director ejecutivo de Parkswatch Cono Sur

A raíz del comentario del Dr. Otto Solbrig "Aseguro que el Proyecto Ayuí no terminará con ninguna especie".

Una gota no hace la lluvia. La emisión de carbono de una persona y su vehículo no calientan el planeta, ni derriten glaciares. Ni una pisada, ni un soplido provocan erosión.
Si miramos el mapa de Human FootPrint versus Last of the Wild, miles de "Ayuís" se pierden en base a falacias como las de Solbrig. Ese argumento del Dr. Solbrig desprecia la escala a la que ocurre el proceso de extinción: porque es un escenario tendencial que opera a escala continental.

Ya lo escribí alguna vez: el enemigo es invisible por lo gigantesco. Las especies no se extinguen por un martillazo que justo pegó en la cabeza de una rana endémica (y el argumento de Solbrig pretende que creamos esto); ni se extingue una especie porque una persona aislada corte un árbol hoy por la tarde.

Se extinguen debido a una paulatina tendencia a la rarefacción de sus condiciones de habitabilidad por una sumatoria de casi infinitos impactos difusos en el tiempo y en el espacio. Las poblaciones pierden su conectividad natural por fragmentación y "deshilachamiento" de lo que otrora fue un hábitat continuo.

Entonces, en la argumentación de Solbrig hay una falta de visión de escala que es sorprendente. El proceso de extinción ocurre en tiempos y espacios que no pueden medirse ni argumentarse como causales puntuales, eso es una falacia, es como mirarse al espejo para ver si estamos envejeciendo y responderse "no, estoy igual que hace unos minutos".

Leer nota completa

17/7/08

Escandalosa Censura A Luis Landriscina En Canal Rural

Fue en el programa "Mano a Mano con el Campo", que se emite los viernes a las 22 horas por el Canal Rural. Landriscina iba a difundir una entrevista al Presidente de la Fundación Iberá Enrique Lacour, en defensa de un arroyo correntino amenazado por un proyecto de Represa para regar cultivos de arroz. "Curiosamente, la represa, el arroz y el Canal Rural, pertenecen al mismo dueño", deslizó Lacour.
Mercedes: 16 de Julio de 2008.

"Tengo malas noticias. Acabo de recibir una llamada del Canal Rural "pidiendo" que levantemos el bloque con tu nota en defensa del Ayuí. Parece que están pisando callos de gente grande...", fue el mensaje enviado por Favio Landriscina -hijo del conocido humorista y conductor chaqueño, y productor del programa Mano a Mano con el Campo- a Enrique Lacour, el entrevistado para explicar su posición en defensa del arroyo.
Landriscina mantuvo una actitud ejemplar: "Nosotros tomamos la decisión de enviar la grabación del programa completo, si lo cortan sería un caso de censura previa NO avalada por nuestra producción". El resultado fue verdaderamente escandaloso: el Canal decidió levantar el programa completo y, en su lugar, pasaron un programa previo. Esto no pasó inadvertido a nadie, los televidentes (que no están acostumbrados a encontrarse con semejante situación), mucho menos a la producción del programa: "Nunca nos hicieron algo así".
Para Enrique Lacour el episodio demuestra lo desviado que se encuentra el Proyecto de Represa del Ayuí. "Es un proyecto que presenta una Evaluación de Impacto Ambiental cuyos profesionales, supuestos miembros del equipo, no la avalan. Es más, la desconocen porque ni siquiera les enviaron una copia…!".
El INTA y la UBA, también presentadas como entidades que avalan el proyecto, salieron a despegarse de la misma, deslindando toda responsabilidad. Para el Director del Centro Regional NEA del INTA, Ing. Hugo García: "Si el INTA aparece como miembro del Equipo Técnico de la EIA, pediremos que lo rectifiquen".
Para 50 reconocidos abogados, juristas, ambientalistas, artistas y productores de la zona, proyecto de represar el arroyo es un verdadero atropello a la naturaleza (ver "solicitada"), pero además, queda fuera de la ley, por eso Lacour enfatiza: "Lo impugnamos por improcedente y por ilegal. Un proyecto así, no requiere ninguna Evaluación de Impacto".
En la Fundación correntina ahora hablan de un nuevo atropello, el de la escandalosa censura del programa de Landriscina. "Este es un atropello contra la democracia y la libertad de expresión", señala Lacour, mientras que Landriscina lanzó: "Estamos dispuestos a aguantar el sogazo".
La impresentable actitud del grupo empresarial que domina el Canal Rural, el Grupo Clarín y el propio proyecto de Represa, desnuda la falta de escrúpulos con que se conduce este proyecto agrícola que también tiene como socio al financista George Soros (empresa AdecoAgro). "Han atacado a Don Luis, incuestionado decano de la producción agropecuaria, del interior y la vida rural", concluyó Enrique Lacour.

Fuente: Fundación Reserva del Iberá - http://www.fundacionibera.com.ar/

Leer nota completa

15/7/08

Carta Abierta por el Ayuí

El Arroyo Ayuí Grande es un importante afluente del Río Miriñay, que en la Provincia de Corrientes transita por los departamentos Mercedes, Paso de los Libres, Curuzú Cuatiá y Monte Caseros, antes de volcar sus aguas al río Uruguay.
Es posible navegar este arroyo, caminar entre ingáes, timbós y aguaíes que forman el bosque en sus orillas. Sus aguas contribuyen al mantenimiento de pastizales y pajonales de una importante zona ganadera y es empleada por agricultores del Sudeste correntino.

Pero un ambicioso emprendimiento agrícola pretende atravesarlo con una muralla, interrumpiendo su flujo natural y creando un lago de 8.000 hectáreas de superficie, para disponer de agua suficiente para regar 28.000 hectáreas de cultivos.

Harían desaparecer 50 kilómetros de costas, bosques de ribera, pastizales y pajonales, que quedarían sepultados bajo un lago artificial más grande que la laguna Iberá.

Esta pretensión no tiene precedentes. Sería la primera vez que un emprendimiento privado, en procura del beneficio de particulares, se apropiaría de un bien público de esta dimensión. Porque los ríos y arroyos son de todos, y no pertenecen a los propietarios de tierras a su alrededor.

Así lo prevén piezas jurídicas fundamentales de nuestro país como el Código Civil de la Nación, la Constitución Nacional, la Constitución Provincial y el Código de Aguas de la Provincia de Corrientes.

En un caso así, no hace falta un Estudio de Impacto Ambiental, ya que el proyecto, en sí mismo, no es legal.

Sería deseable que las empresas privadas del sector, con la ayuda del Estado y los organismos de asistencia técnica, diseñen los necesarios proyectos productivos adaptándose a la naturaleza correntina, en lugar de modificarla para satisfacer sus ambiciones.

Dejen que el Ayuí Grande siga siendo el arroyo que conocieron los guaraníes que le dieron su nombre y que los peces remontaron durante miles de años.

Adhieren

Juan E. Roldán
Productor del Miriñay - Desembocadura del Ayuí

Juan Desimoni
Economista

María Belén Blanco
Abogada
Asociación Cultural y Artística Curuzucuatiense
Colegio de Abogados 3ra. Circunscripción Judicial Corrientes

Juan Carlos Chebez
Naturalista y Escritor

Ernesto Viglizzo
Investigador del CONICET

Carmen Urquijo
Abogada

Daniel Sabsay
Presidente de FARN

Antonio Tarragó Ros
Cantante y Autor

Ana di Pangracio
Abogada

Samuel Kernohan
Ex Administrador de Pilagá S.A.

Silvana Buján
Periodista – Galardonada con Premios Martín Fierro

Aníbal Parera
Biólogo

María Mercedes Vallejos
Escribana Pública

Jorge Cornaló
Productor del Miriñay

Claudio Bertonatti
Museólogo

Juan Ignacio Mujica
Antropólogo e Historiador

Horacio Cardozo
Biólogo

Adrián Monjeau
Investigador CONICET

Fernando Arias Usandivaras
Ingeniero Agrónomo
Ex Director del INTA EEA Mercedes

Miguel Costaguta
Médico

Julio Manzanelli
Contador

Héctor Bibiloni
Abogado
Presidente de FUNDAMA

Francisco Erize
Naturalista
Ex Presidente de Parques Nacionales y Ex Director de FVSA

Tomás Waller
Científico

Enrique Lacour
Productor Agropecuario
Presidente de la Fundación Reserva del Iberá

Pedro Healy
Ruralista

Michael Thibaud
Argentina Ambiental

Carlos Figuerero
Productor Agropecuario

Roberto Chavero
Artista (hijo de Atahualpa Yupanqui, dedicado a la preservación de la memoria de su padre)

Antonio E. Brailovsky
Escritor y Ex Defensor del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires

Ramona Galarza
Cantante

Eduardo Basso del Pont
Veterinario – Presidente de Asoc. Ecologista de Goya

Juan Cruz Varela
Productor del Miriñay – Desembocadura Ayuí Grande

Eduardo Peluffo
Productor del Miriñay
Secretario de la Sociedad Rural de Mercedes

Luis Rey
Ingeniero Agrónomo
Ex Ministro de Ecología de Misiones
Ex Presidente de Parques Nacionales

Clara Martínez de Peluffo
Bióloga – Docente

Jorge Zoane
Productor Agropecuario

Mempo Giardinelli
Escritor

Hernán González Moreno
Productor Agropecuario

Leónidas Casabellas
Ex Comisario de la Policía Federal (Re)

Liliana Olveira
Naturalista
Presidenta CONat

Ricardo Ibazeta
Médico

Pedro Acheritegui
Arrocero del Miriñay

Andrés Bosso
Observador de Aves

Thilo Von Spangemberg
Productor Agropecuario

Jorge Daneri
Abogado

Alejandro Larriera
Veterinario
Ex Subsecretario de Recursos Naturales de Santa Fe

Adrián Digiacomo
Biólogo

Jorge Cappato
Presidente del Comité Sudamericano de la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)

Eugenio Coconier
Biólogo

Alejandro Deregibus
Ingeniero Agrónomo
Universidad de Buenos Aires – Cátedra de Forrajes Naturales

Pablo Preliasco
Ingeniero Agrónomo

José Esain
Abogado Ambientalista

Luis Picolini
Arrocero del Miriñay

Raúl Montenegro
Biólogo
Presidente de FUNAM – Premio Nobel Alternativo

René Borderes
Ex Ministro de Cultura y Educación de la Provincia de Corrientes
Ex Intendente de Curuzú Cuatiá

Horacio Julio Rodríguez
Abogado – Escritor

Roberto Martínez Grossi
Médico e Historiador

Belén Etchegaray
Diseñadora Gráfica
Directora de FNA (Fotografía de Naturaleza Argentina)

Sumate:
defiendoalayui@gmail.com

Leer nota completa

14/7/08

Ayuí o Producción versus Ambientalismo

(Por Fernando Laprovitta*)

Una vez más en Corrientes, la supuesta dicotomía entre producción y ambientalismo toma ribetes exponenciales. Parecería ser que no se aprenden de los errores propios y ajenos para volver a la enajenación salvaje de los recursos naturales (de todos), de cara a una siempre desmedida búsqueda de rentabilidad (de muy pocos).
Y digo supuesta dicotomía porque existen quienes se empecinan a catalogar a los “ambientalistas” como enemigos del progreso y opositores al desarrollo. Vaya anacronismo considerativo, puesto que desde esta posición lo que se pretende no es lograr impedimentos a la producción sino un progreso equilibrado y respetuoso de los recursos y un desarrollo esencialmente sustentable, ajeno a las superficialidades de lo simplemente metafórico.
Es por ello que el ambientalismo es inmanente del productivismo, entendiendo que no existe separación formal entre ambos, sino que uno es contenedor del otro. El ambientalismo mejora el productivismo, lo humaniza y lo proyecta eficaz y eficientemente hacia el futuro concreto, el de nuestros hijos y nietos.
La represa en el Ayuí, nos presenta una nueva trampa. La trampa del mito. Del mito aquel que nos convierte en provincia exitosa y nos posiciona en un contexto económico de vanguardia, del que dicho sea de paso, nadie puede garantizar su equilibrio temporal, hecho que marca la primera y clara luz de alerta a la hora de favorecer este tipo de emprendimientos.
Mito que al mismo tiempo nos lo presentan cual reto, en el que no existe opción o alternativa complementaria alguna, puesto que se transforma en un significado: el del éxito, el de una provincia pujante a escala visionaria ideal, aunque más bien se trate de una visión retrograda, a la cual y seguramente, lograrán revestirla de legalidad, aunque jamás de moralidad.
¿Cómo romper la lealtad cuasi religiosa a los preceptos capitalistas dejando primar la vida a lo largo del Ayuí? Impensable suponerlo, puesto que como significante, la represa del Ayuí, se transforma en un signo, lo que le confiere su carácter mitológico: el de la evolución económica de Corrientes, adornado de un sinnúmero de puestos laborales, los que son siempre tan efímeros conforme lo dicten la oferta y la demanda internacional por los comodities.
De allí que la represa del Ayuí, antes que en una represa en sí misma, se configura en un signo. El signo del “desarrollo”, que viene a materializar el camino de la prosperidad, en el que todo vale con tal de alcanzarlo, que banalmente puede asociarse a una moderna forma de hacerse millonario a costa de vender las joyas de la familia; cuestión que jamás será asumida por los impulsores de este tipo de proyectos, sean estos mercenarios u oprimidos inconscientes de los designios de las “manos invisibles” del voraz e insensible mercado que nos rige.

*fernandolaprovitta@yahoo.com.ar

Leer nota completa

Potencial arqueológico del Ayuí

Por Juan Ignacio Mujica / Antropólogo, historiador

La experiencia de la arqueología del litoral Argentino donde el análisis de las cuencas de los cursos de aguas interiores no han sido hasta el momento debidamente estudiados y los pocos casos que se han dado, han sido con resultados ampliamente favorables como son el caso del Guaiquiraro limite entre Corrientes y Entre Ríos, estudios realizados por el Dr. Carlos Cerutti, parte del Río Mocoreta, Brignardello A. y Burne Ernesto y Mujica Juan I.

Y sectorizadamente los estudios realizados en las cuencas del arroyo Timboy y Río Miriñay en el Dpto. Monte Caseros realizados por Mujica Juan I. como así también los estudios hechos en las cuencas de los arroyos Urugua-í y en la cuenca del arroyo Yarará en la provincia de Misiones, Giesso Martín y Mujica Juan I. respectivamente donde el potencial ha sido de 40 sitios arqueológicos pertenecientes a diferentes culturas en solo 5 Km. de cuenca, nos demuestran el alto potencial que tienen las cuencas de los arroyos y cursos de aguas interiores.

El caso del arroyo Ayuí afluente del Río Miriñay, que por sus características donde las bosques en galerías y las praderas circundantes con muchos recursos alimenticios naturales que han sido indudablemente utilizados por los grupos cazadores como así también semi-sedentarios, es incuestionable que posee un gran potencial en patrimonio arqueológico, que debemos rescatar y custodiar para las futuras generaciones es por eso, que por el momento, es inviable la construcción de la represa hasta tanto no se hagan los estudios pertinentes de salvataje en la cuenca del mencionado curso de agua.

Magíster - Juan I. Mujica.
Antropólogo - Historiador

Leer nota completa

6/7/08

PARA QUE CORRA EL AYUÍ

Una reflexión por Juan Carlos Chebez

Una vez más las obras de grave impacto se ciernen sobre nuestro litoral. Antes eran represas de mediana o gran envergadura y nos tocó batallar en la de Urugua-í en Misiones y luego en la de Corpus, que por si alguno no lo sabe, fue rechazada junto con cualquier otra represa que anegue el territorio misionero en un referendum popular donde ganó una negativa rotunda del pueblo misionero que curiosamente no tuvo eco en el resto del país y hoy parece caída en el olvido.

En este caso, el ahora floreciente negocio del arroz, trae aparejada la brillante idea de atajar este magnífico arroyo que merecería su preservación integral para el disfrute de todos los correntinos y vivir una experiencia eco-turística planificada de navegar un río interior de esta magnífica provincia.

Desdeñando todo esto, se anteponen los intereses de siempre, esta vez con la complicidad de estudios de impacto ambiental cuyos resultados queriendo o no, se convierten en avales técnicos de estas propuestas que no son debidamente discutidas y condenadas.

En mi caracter de naturalista y conservacionista argentino y sin involucrar a ninguna de las tantas instituciones a las que pertenezco, me manifiesto de la manera más natural y clara que para mí es la canción de raíz folclórica para ponerle el corazón a la cosa y ver si logramos sentarnos a planificar que país y que provincia queremos.

Y hablando de Corrientes, se imponía hacerlo en tono de chamamé y con el mayor de los respetos, por los grandes artistas de ese terruño, nos animamos a decir:

PARA QUE CORRA EL AYUÍ

I
Nací para ser arroyo,
divagar por la llanura,
hundirme en cada recodo,
junto a mis aguas oscuras.

Para esconder a las garzas,
y guardarlo al surubí,
y por mis selvas vecinas,
me llamaron el Ayuí.

Nací para ser un brazo,
del extenso Miriñay,
y para llevar mi canto,
con rumbo hacia el Uruguay.

II
Por eso es que yo no quiero,
que detengan mi corriente,
y que inunden mis orillas,
que albergan todo lo agreste.

Yo no quiero ser laguna,
ya existe la del Iberá,
la de Galarza y de Luna,
si quieren algunas más.

Mi destino es ir andando,
como la vida se va,
y llevármela a la luna,
si se quiere reflejar.

III
Me abrazan por la cintura,
el curupí y el ingá,
el ceibo, el laurel de río,
y muchos árboles más.

Me custodian los carpinchos,
la tortuga, el yacaré,
y mi canto por la noche,
siempre acuna un chamamé.

Nací para ser arroyo,
lo digo de esta manera,
nadie es dueño de mi orilla,
lo discuto donde quieran.

IV
Pues soy una vena de agua,
corazón del Taraguí,
y si me dejan yo quedo,
muy firme en ese sentir.

Yo no se de conveniencias,
ni asuntos de economía,
pero guardo los secretos,
de los que antaño vivían.

Yo soy el paisaje vivo,
y quiero seguir andando,
y si me atajan, me muero,
porque quieto no me hallo.

Estribillo:
Nací para ser arroyo,
les pido de esta manera,
por culpa de una arrocera,
no se olviden como era.

Sacha- Juan (Juan del monte)
Juan Carlos Chebez es Naturalista y Poeta autor de “Los que se van” y “Guía de Reservas Naturales de la Argentina” entre otras obras.


Leer nota completa

4/7/08

En dos líneas

Por Lic. Silvana Buján / Periodista ambiental

Es tiempo de percibir de manera global el accionar sobre el ambiente. Nuestro pensamiento moderno nos marcó a fuego convenciéndonos de que éramos capaces como humanidad de crecer de modo infinito sobre un mundo finito. Nos llenamos así de emprendimientos que avasallan los espacios naturales, con proyectos de alto impacto. Este es un ejemplo, en esta ocasión en manos privadas, de la insensatez humana en esta visión mercantilizada de la naturaleza."
Leer nota completa

1/7/08

Represar El Ayuí Sería Un Atropello

La Fundación Reserva del Iberá (FRI) se refirió así a los anuncios por parte de las empresas Copra y Adeco, que resurgieron un viejo proyecto para detener las aguas del arroyo Ayuí en un embalse artificial de 8.000 hectáreas, con la finalidad de regar una importante superficie de cultivos en la zona de Mercedes, provincia de Corrientes: 'Esto es hacer desaparecer al Ayuí, un atropello al futuro y una ilegalidad al presente', asegura la fundación correntina.
La Fundación Iberá recibió en Mercedes (Corrientes) a los responsables del Estudio de Impacto Ambiental de este polémico proyecto de inversión privada, que en su versión anterior (2005) había provocado la reacción de las más importantes organizaciones ambientalistas de la Argentina y otras de nivel internacional (Greenpeace, FARN, Fundación Vida Silvestre Argentina, Aves Argentinas, Proteger y muchas otras) y de otras expresiones de la Sociedad Civil.

'Lo que ahora proponen las empresas es muy similar a lo anterior: interrumpir el flujo del arroyo Ayuí con un paredón a cota 60, que dejaría sepultado bajo las aguas al cauce del arroyo, sus costas, las del Yuquerí y el Curupica-í, en suma, unas 8.000 hectáreas de ambientes naturales que incluyen pastizales y bosques nativos', explicó el Presidente de la fundación Enrique Lacour.
Para la Fundación Iberá esta situación quiebra el estado de derecho de igual forma que en la versión anterior: 'Nadie puede hacer desaparecer un arroyo y sus costas, sus bosques, y el territorio de su periferia en semejante superficie, para ampliar sus márgenes productivos o su renta'. La superficie afectada por el lago artificial podría compararse a la que ocupa la cercana ciudad de Mercedes: ¡Sólo que excede doce veces su tamaño!

Resulta llamativo que, mientras en el país rige una moratoria para los desmontes de bosques nativos (Ley Nacional de Bosques 26.331) que se prolongará hasta que las provincias concluyan sus Planes de Ordenamiento de sus Bosques, aparezcan este tipo de anuncios que implican afectar de manera irreversible el bosque nativo del Ayuí.

El Estudio de Impacto Ambiental –extendido en estos días a la fundación por las propias empresas, en actitud más comunicativa que en la anterior ocasión– reconoce la existencia de 391 hectáreas de bosques que desaparecerían bajo las aguas del embalse artificial.

Para Pedro Healy, socio fundador de la organización y columnista de temas rurales 'La provincia está conminada a desarrollar su plan de ordenamiento de bosques, por lo que resulta insólito que mientras eso sucede (o deberíamos suponer que sucede), se anuncie la realización de proyectos que afecten los bosques que están protegidos, incluso por las leyes provinciales'.

Una cuidadosa revisión de la documentación de impacto ambiental permitió a la FRI volver a cuestionarla. 'Hemos comprobado, por ejemplo, que algunos profesionales supuestamente integrantes del Equipo Técnico, ni siquiera conocen los resultados del Estudio de Impacto Ambiental, no sabían que la misma proponía la realización de esta represa y hasta dieron muestras de asombro al ser consultados por la fundación'. Uno de ellos exclamó: '¡No entiendo como pueden ponerme como parte del Equipo Técnico!'

Para la Fundación Iberá el problema es mayor que el ilustrativo dato anterior: Este es el tipo de proyectos que no debieran llegar siquiera a la etapa de evaluar su impacto ambiental, ya que dejan de ser viables mucho antes. Si los asesores de las compañías resolvieran eso a tiempo, ahorrarían el tiempo y los recursos de las empresas, y evitarían hacer anuncios que prometen ingentes empleos, ofreciendo ilusiones endebles a la población.

La fundación aclara nuevamente que no está en contra de la agricultura ni de la producción. Al contrario, reconoce la necesidad de nuevas inversiones y proyectos de desarrollo. Sólo que estos no pueden avanzar violando leyes, destruyendo el paisaje y la naturaleza, comprometiendo a una cuenca (incluso desde el punto de vista productivo, porque aguas abajo, en el río Miriñay que depende en gran medida del Ayuí, también se necesita el agua para producir). El desarrollo sustentable debe ser respetuoso del medio ambiente ¡y de las leyes!

'¡Hasta ahora, nadie había llegado tan lejos...!', se escucha en la fundación mercedeña, que explica que está permitido y regulado por el Estado tomar agua de un curso de aguas corrientes, que no deja de fluir naturalmente, (aunque sabemos que hay quienes lo hacen en forma ilegal). Incluso, también lo está represar pequeñas porciones en cursos de agua menores en las 'cabeceras de la cuenca' donde no existen bosques naturales (aunque, nuevamente, hay quienes lo hacen en forma ilegal).

Pero atajar el flujo de un arroyo de las dimensiones del Ayuí, e inundarlo en forma permanente, afectando semejante superficie, ecosistemas naturales, especies silvestres e incluso superficies ganaderas de valor, es algo completamente nuevo.

Es un verdadero atropello. Y constituiría un peligroso antecedente, que podría dar lugar a que estas mismas empresas, u otras, pretendan hacer lo propio en otros cursos de agua.

Más datos:
-La Ley Nacional de Bosques 26।331, vigente desde enero del corriente, prohíbe la afectación de bosques nativos en todo el territorio de la Argentina, hasta que las provincias desarrollen sus Planes de Ordenamiento de los bosques.
-Dos de las cuatro especies declaradas 'Monumento Natural Provincial de Corrientes' (Decreto Ley 1।555/92) viven en el área que se pretende afectar (lobito de río y ciervo de los pantanos).
-Según el Estudio de Impacto Ambiental el área es un 'Área de Importancia para la Conservación de las Aves' (AICA) de la Argentina, una figura que proponen las organizaciones que se dedican a la preservación de las aves silvestres.
-Los productores de la cuenca inferior del Ayuí y del río Miriñay podrían verse afectados por la falta de agua. Quienes operan la represa podrían retenerla a requerimiento de los cultivos que se pretende regar, mermando su disponibilidad más abajo.
-En el 2005, muchas fueron las voces que se alzaron en contra de la represa. El diario La Nación dedicó una editorial del día Jueves 30 de Junio de 2005 (http://www.lanacion.com.ar/717152).
-En la versión del 2005 el lago artificial era de 11।600 hectáreas (mayor que ahora). Esto responde a que la Estancia Ayuí abandonó definitivamente el proyecto, luego de tomar conciencia del daño ambiental irreversible que el proyecto acarreaba.

(*) La Fundación Iberá inició en el mes de mayo de 2005 una campaña en defensa del arroyo Ayuí, concebida inicialmente hacia ला difusión pública acerca de los impactos ambientales negativos que traería aparejado tal proyecto, juzgó que los mismos no fueron convenientemente evaluados ni comunicados a la sociedad, apeló a que las autoridades gubernamentales, así como los titulares de esta inversión económica, detengan el desarrollo del mismo.

Leer nota completa

Posición Fundación Felix de Azara

Ha llegado a nuestro conocimiento que en la provincia de Corrientes, se ha reactivado un antiguo y polémico proyecto consistente en interrumpir el flujo del arroyo Ayuí con unparedón a cota 60, sepultando bajo las aguas al cauce del arroyo, sus costas, las delYuquerí y el Curupica-í.
En suma, unas 8.000 hectáreas de ambientes naturales que incluyen pastizales y bosques nativos- con vocación ganadera y conservación de la biodiversidad- serán transformadas drásticamente para el cultivo del arroz. Esta parece ser la política imperante en Corrientes: números, cifras, toneladas para hoy, y que del mañana se ocupe... no sabemos quién.

La agricultura industrial desarrollada a partir de la tecnificación del trabajo y la siembra continua de grandes superficies, es la principal causa de desaparición de los ambientes naturales y su diversidad de especies. Si además la agricultura se hace en áreas marginales,donde las condiciones ambientales no son las adecuadas para el cultivo, recurriendo a megaobras para subsidiar la producción, este impacto suele estar acompañado por procesos de desertificación o degradación irreversible de los suelos.

Este parece ser el caso del proyecto arrocero sobre la cuenca del arroyo Ayuí, dado que para concretarse necesita de la construcción de una represa de enormes dimensiones. De esta forma, miles de hectáreas naturalmente inadecuadas para el cultivo de arroz, serán subsidiadas con riego. El subsidio, esa obra que nos quedara a todos como deuda futura al convertirse en tierra muerta, no esta contemplado en la inversión. Nadie sabe quién se hará cargo de la restauración, una vez acabada la fertilidad del suelo.

Toda política productiva de gobierno, debe compatibilizar las urgencias del hoy con las necesidades del mañana. Un negocio rápido, con alto margen de ganancias a costa de una deuda, no debería ser impulsado por nuestros representantes. Es por ello que existen mecanismos como la Evaluación de Impacto Ambiental, la planificación territorial, las audiencias públicas, etc. No como meros trámites a cumplir, sino como procesos de análisis de alternativas y de costo-beneficio de todos los correntinos, de hoy y de mañana.

Hay una serie de preguntas que deberían estar bien respondidas antes de lanzarnos a
promover el proyecto arrocero del Ayuí:

¿Es una política inteligente inundar miles de hectáreas de bosque nativo en perfecto
estado de conservación para que unos pocos propietarios produzcan arroz
intensivamente por unos pocos años?

¿Está previsto entre los costos de la obra, la restauración del suelo y las vías de
escurrimientos originales?

¿Existen mecanismos legales idóneos y efectivos para comprometer a los propietarios a
una restauración del impacto, evitando la venta futura de una propiedad degradada que se sume a las miles de hectáreas con procesos de desertificación?

¿Vale la pena entregar a unos pocos privados (con claros fines de lucro) miles de
hectáreas de bosque nativo, patrimonio de todos los correntinos, para la destrucción del hábitat de decenas de especies animales, algunas de ellas monumentos naturales
provinciales?

¿Qué sucede con los efluentes contaminados que irían a parar al Río Miriñay?

Actualmente existen arroceras que liberan sus aguas al Miriñay, sin que las autoridades investiguen a qué se debe la mortandad de peces que habitualmente se observa en esas aguas. ¿Están entonces las autoridades preparadas para afrontar el costo de un aumento de actividades de control y fiscalización?

¿Están los correntinos dispuestos a sacrificar el arroyo Ayuí y parte del Río Miriñay, para que un ínfimo número de arroceros aumenten su producción?

¿Corremos peligro de no tener para comer si este proyecto arrocero no se llevara
adelante, en un área donde nunca antes hubo arroz, pero sí muchas vacas y gente de
campo trabajando?

¿Es necesaria una siembra a gran escala, incrementando exponencialmente los impactos,
cuando existen sobrados ejemplos de cultivos de arroz de menor escala igualmente
productivos?

¿Será éste el primer caso en la historia de agricultura industrial en emplear mucha mano de obra y beneficiar a las comunidades locales en el largo plazo?

La superficie a inundar es alarmantemente grande. Corrientes ya conoce las desgraciadas consecuencias del proyecto Yacyretá. Los beneficios para todos y la sustentabilidad a largo plazo de la propuesta deben ser evidentes, caso contrario, estaríamos ante un claro ejemplo de rápido enriquecimiento de unos pocos, a costa del país.

Buenos Aires, 18 de junio de 2008

Leer nota completa

Cyberacción. Salvemos juntos el Ayuí